Esta pregunta merece un momento de reflexión. Efectivamente, en nuestra sociedad tan ajetreada, la programación del tiempo es una preocupación constante. Pero con la ansiedad de no perder el tiempo, ¿En qué empleamos esas horas que ahorramos con tanto esmero? Cada hora de nuestra vida es un don de Dios que no debemos malgastar. Un solo instante de nuestra existencia puede ser decisivo. El tiempo de nuestra vida nos es dado ante todo para restablecer una relación con nuestro Creador.
Hablamos mucho del ocio como momentos de los cuales podemos disponer a nuestro antojo para todo tipo de distracciones. Seamos agradecidos por los momentos de descanso que disfrutamos, pero tomémonos el tiempo para hacer un balance, para preguntarnos sobre nuestra relación efectiva con Cristo, sobre la utilidad y el objetivo de nuestra vida.
No dejemos pasar la ocasión para acudir al Salvador y consagrarle nuestra vida.Jesucristo, el Hijo de Dios, dijo: “Estuve muerto; mas he aquí que vivo por lossiglos de los siglos” (Apocalipsis 1:18). Sólo es necesario un instante para acercarse con humildad a Jesús. Si usted cree en él, no habrá ganado una hora, ¡Sino la vida eterna!
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