En 1960 muchos expertos en medicina estaban convencidos de que se había resuelto para siempre el problema de las enfermedades infecciosas. Pero en 1996 otros opinaron que nuestra sociedad no estaba preparada para manejar estallidos de epidemias asesinas. Después de 1980 aparecieron el sida y el virus ébola; además, en varias partes del mundo todavía hacen estrago el dengue, la fiebre amarilla, el cólera, el hantavirus, la difteria, etc. Son tanto más preocupantes que los gérmenes se han hecho resistentes a los antibióticos.
El Señor Jesús anunció que estos males serían sólo el "principio de dolores" antes de la gran tribulación (Mateo 24:8 y 21), que precederá la venida del Mesías para establecer su reino de paz en la tierra. Para el verdadero creyente, es decir, para el que recibió a Cristo como su Salvador y Señor, está por acontecer el arrebatamiento, cuando Jesús venga a buscar a los suyos para que estén siempre con él (1 Tesalonicenses 4:17).
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